La Fuerza del Socialismo.

El 19 de Abril de 1933, delegados de la Orden Socialista, del Partido Socialista Marxista, de la Acción Revolucionaria Socialista y de la Nueva Acción Pública, se reúnen con el propósito de fusionar los distintos grupos y dar, de este modo, origen al Partido Socialista.

Eduardo Rodríguez, a nombre del Partido Socialista Marxista, es el primero en anunciar que todos sus adherentes ingresarán a la nueva tienda. Le sigue, Arturo Bianchi, quien por la Orden Socialista hace lo propio. Continúa, el representante de la Nueva Acción Pública, Enrique Mozo y, finalmente, corresponde el turno al delegado de la Acción Revolucionaria Socialista, Oscar Schnake.

Ellos, junto a connotadas figuras políticas de la época, como Eugenio Matte Hurtado, Marmaduque Grove, Carlos Alberto Martínez, Eugenio González, entre otros, serán los gestores del socialismo chileno.

Pero, no sólo en Santiago, las huestes del socialismo, se organizan. Muchos anónimos ciudadanos de provincias con ideas de avanzadas, hacen pequeños y grandes esfuerzos para que el Partido, en no más de un lustro, se transforme en una de las principales organizaciones políticas del siglo XX.

La fortaleza del socialismo, en su etapa fundacional, radica en el hecho que es capaz de brindar una casa fraterna para todos aquellos hombres y mujeres que luchan por una sociedad más justa.

Ciento de ciudadanos pertenecientes a organizaciones sociales, sindicales y políticas de la época, escogen al Partido Socialista para militar. Ingresan comunistas disidentes que han fundado la Izquierda Comunista. Conocido es la incorporación al P.S. del líder de esta agrupación: Manuel Hidalgo Plaza. Menos conocido es el caso del obrero tipógrafo Emilio Zapata Díaz que es electo para la Cámara de Diputados en 1932. El ñato Zapata, como es apodado, se distingue por la férrea defensa que hace de chacareros, pequeños propietarios e inquilinos de la zona rural aledaña a Santiago.

 Pero, no sólo son cautivados por los postulados del socialismo, dirigentes del ala izquierdista del escenario político nacional, también la influencia alcanza a personajes de centro. Es el caso de Guillermo Azocar Álvarez, abogado de profesión y propietario de un fundo en las cercanías de Santiago. Azocar, posee una larga trayectoria como dirigente, parlamentario y secretario de estado representando al Partido Radical. Sin embargo, en 1932 es electo Senador por Ñuble y Concepción como representante socialista. Es así que hacia 1940, ocupa un escaño en la Cámara Alta, mientras una revista de aquellos años, lo tilda como socialista de cepa.

En el norte grande, otro dirigente de dilatada trayectoria, abraza el ideario socialista. Nos referimos a Carlos Müller Rivera. Dirigente estudiantil, tenaz opositor a la dictadura de Ibáñez que lo deporta a Ecuador. Fundador y propietario de Crítica, un periódico de batalla que encabeza una decida campaña en contra de la política salitrera del ministro Gustavo Ross. Igualmente, Müller, será uno de los más destacados dirigentes del movimiento civilista que encabeza en el norte el general Vignola. En las elecciones celebradas a fines del año 1932, las fuerzas de izquierda y el Partido Radical Socialista de su región, lo eligen como su representante en la Cámara Baja. Hacia 1940, cumple su segundo período como Diputado, dirigiendo la Brigada Parlamentaria Socialista.

Sirva como ejemplo de la pujanza que muestra el P.S. en su primera época, el recordar la actuación y trayectoria de algunos de sus dirigentes que, de los más diversos sectores políticos, arriban y encuentran en este partido un hogar fraterno para soñar con una sociedad más justa y que en su aniversario número 74, parece haber perdido el atractivo que poseyó en el pasado.

Es imperioso reencantar a los cientos de socialistas, de viejo y nuevo cuño, que hoy es posible que se ubiquen en otros sitios del espectro político nacional. Asimismo, es necesario hacer un llamado a retornar a nuestras filas a todos aquellos que, simplemente, han optado por alejarse de la política partidista, desencantados de lo que ofrece hoy el viejo y querido Partido Socialista.

Los socialistas podemos y debemos buscar en el pasado inspiración para proyectarnos en el futuro.